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domingo, 9 de noviembre de 2014

TRADICIONES DE LA FERIA DE GUATEMALA


Los gobiernos de la Revolución de Octubre (1944-1954) le dieron un carácter mucho más popular y organizaron exposiciones agrícolas, ganaderas, así como corridas de toros.
El cronista de la Ciudad, Miguel Álvarez, relata en el texto Andanzas de la Nía Chabela (1980) cómo toda la actividad comercial y mundana de la feria se combinaba con la fe. “(…) La Nía Chabe tomaba camino para la iglesia Nuestra Señora de la Asunción de Jocotenango para rezar, entonaba alabados con su aguda voz, la Época liberal
Los gobiernos liberales tuvieron injerencia en el barrio (zona 2), por lo que a partir de 1871 se hicieron cambios que buscaban acrecentar el comercio en la feria, para lo cual la Sociedad Zootécnica importó toros Durman y Devón. Se instauraron carreras hípicas y jaripeos, para lo que se construyó el Hipódromo del Sur.
Justo Rufino Barrios, sin embargo, ordenó que se edificara otro en el norte e incorporó el pueblo a la  capital en 1879. Esas actividades constituyeron la principal diversión para las clases altas durante varios años.
El periodista, historiador y escritor Ramón A. Salazar en el texto Tiempo viejo (1896) describió las golosinas que aún hoy se venden en la feria. “De Amatitlán: pepitoria, chancacas y colación, alborotos, niguas y dulces de azúcares clarificadas y teñidas con colores inofensivos; figurando animales de las más diversas especies; de San Martín Jilotepeque las rapaduritas en forma de rosarios, envueltas en hojas de maíz teñidas de los más diversos tintes, con los cuales era de moda adornar el pecho de los caballos o de los mismos jinetes, que se les atravesaban de izquierda a derecha y con los cuales iban algunos tan contentos y satisfechos”.
En el tiempo de Manuel Estrada Cabrera (1898-1920), los juegos de azar eran parte común de la feria. Se colocó alumbrado público en el barrio y se construyeron bellas residencias. 
Lázaro Chacón (1926-1930) nacionalizó esta celebración en 1928 e instituyó como días principales el 13, 14 y 15 de agosto.
Pero justo en esta fecha hubo  serias pugnas entre vecinos y vendedores, por el espacio. Para resolverlo se formaron comités que, además, buscaron rescatarla de la decadencia.
El general Jorge Ubico Castañeda (1931-1944)  revitalizó la feria agostina promoviendo exposiciones pecuarias y premios a los mejores artesanos en distintas ramas. Además, de  1937 a 1943, se edificó la iglecual salía de lo más profundo del corazón. Posteriormente los indígenas organizaban el rezado con la imagen de la Virgen de la Asunción —llamada Virgen de los Indios—, recorría las calles del pueblo entre pólvora y loas”.


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